14 de marzo de 2011

¿Sabemos escuchar?

Aquella lectura es un extracto del libro "El camino del Líder", es de relevancia debido precisamente a la falta de este simple pero gran tema de solucionarlo en la actualidad. Los invito a que lo lean y lo reflexionen.

Un navegante debe estar alerta y escuchar los vientos marinos para orientar sus velas y poder avanzar. De la misma forma, la única forma de avanzar en la empresa es orientando nuestras conductas y acciones a través de saber escuchar.

Un hombre soberbio visitó a un maestro y le pidió que le enseñara lo que sabía. Le dijo que aunque ya había aprendido todo lo necesario de diversos, maestros, igual quería escucharlo. El maestro le ofreció una taza de té. Al servirla, no reparó que había llegado al borde de la taza y el té se derramó sobre la ropa de su visitante. El hombre, molesto, le dijo: “¿Qué puedes enseñarme tú, si ni siquiera saber servir el té?” El maestro respondió: “Como esta taza, tu mente está llena de ideas. Si te doy más conocimientos, se derramarían como el té. Regresa cuando la taza de tu mente esté vacía y quieras verdaderamente escuchar.
Según un estudio de Ralph Nichols, escuchamos sólo un 40% de nuestro tiempo. Esto significa que también 40% de la planilla de una empresa se invierte en escuchar. ¿Cuán efectiva es ésa inversión? Cuando la empresa compra un activo, invierte un esfuerzo considerable en optimar la compra. ¿Qué estamos haciendo para optimar la tremenda inversión de escuchar?
Existen varios niveles de escucha. En la escucha desconectada nuestro cuerpo está presente, pero nuestra mente no. Claro que damos señales de que estamos escuchando, para no ser descubiertos: “ajá”, “sí”, “claro”, entre otras, pero no escuchamos nada: estamos en otro lugar del universo.
El siguiente nivel es la escucha competitiva. Mientras escucha a medias, la persona va ideando respuestas lo más rápido posible. Interrumpe constantemente a la persona con quien habla para darle su opinión. En este nivel de escucha no hay interés de escuchar, sino en probarse a sí mismo y a los demás que es el más capaz y competente.
En el tercer nivel, la escucha verbal, la persona presta atención solamente al contenido del discurso, mas deja de lado los mensajes no verbales. Escucha las palabras, pero no distingue la información valiosa derivada de los gestos, tono de voz y postura, entre otros.
Las estadísticas revelan que nuestra comunicación es sólo un 7% verbal, 38% vocal (tono, volumen, velocidad) y 55% de gestos, posturas y contacto visual. Si solamente escuchamos las palabras, nos perdemos un 93% del mensaje.
El último nivel es la escucha empática, esto es, cuando escuchamos la parte verbal y percibimos la no verbal y las emociones. En este nivel dejamos nuestro ego, tomamos una actitud de servicio y nos ponemos en el lugar de la otra persona.


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